domingo, 9 de junio de 2013

LA MUERTE TENÍA UN PRECIO... Y LA VIDA?

Las políticas de austeridad están provocando daños de tal calado en la población, que realmente resulta difícil, incluso para cualquier analista diestro en la materia, vaticinar cual será el auténtico alcance de la brecha social perpetuada, fruto sin duda de una cadena de errores políticos tomados en forma de decisiones dolorosas que a priori, y por supuesto según los iluminados que las están poniendo en circulación, son para el bien de su querida patria y de todos aquellos que sus territorios habitan.
Se habla a todas horas y en espacios de cualquier ámbito de todas las medidas que ese vergonzoso equipo que nos gobierna, de la desconfianza revertida a los ciudadanos que ya ni tan siquiera se escandalizan ante el continuo chorreo delictivo de éstos.
Es evidente y no hace falta ser una lumbrera ni nadie muy estudiado para hacer cuatro números a la cuenta de la vieja, para darse cuenta que tras todas esas conductas delictivas, se encuentra uno por uno, todos los euros que nos han sido robados, perdón, aquí nadie roba nada, los euros, todos esos que poco a poco hemos visto desaparecer de las partidas presupuestarias hasta el extremo de convertirnos en un país de saldo, los hemos extraviado.
Cualquier sector es importante cuando se habla de un supuesto estado de bienestar, aunque todavía no nos hemos concienciado de que el estado de bienestar ya pasó, y que realmente debemos luchar por conservar aquellos servicios que son parte de un sistema social bajo mínimos en las fechas que estamos. Hablo de la educación -pero no de esa a modo de despilfarro ha modificado sistema tras sistema cada vez más nefasto, pero eso hoy no lo voy a valorar, ya que aunque sea importante, la sanidad lo es quizá más, porque la vida de las personas es lo que está en juego.
Se están intentando implantar modelos económicos y laborales que no se sostienen y es quizá en el sistema sanitario donde estas carencias son más visibles.
No estoy pensando en la merma sufrida por las condiciones laborales o la pérdida de empleos, pienso en lo existente: Estamos presenciando como los salarios se están reduciendo próximos a los de un microempleo, sin embargo, no se está cumpliendo esa política más que a medias, de hacerlo de manera completa, podríamos estar hablando de más trabajadores en activo, con la consiguiente baja del número de desempleados y con una disminución en la calidad de servicios casi inapreciable.

Hace bien poco, una persona con fiebre era atendida en un centro sanitario en el mismo día, hoy, este servicio se retrasa hasta cuatro, lo que quiere decir, en el mejor de los casos que, si todavía no es tarde, damos cuatro días más de sufrimiento a una persona, pero puede ocurrir que vaya regular, siendo en ese caso, considerable el gasto sanitario porque ya implicará una hospitalización y en el peor de los casos, hablaremos de lo que una vez ocurrido no tiene arreglo ni se paga con dinero, la vida de las personas, no tiene precio.


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