domingo, 24 de febrero de 2013

23 F, EL MONTAJE?


¿Porqué justamente ayer, veintitrés efe la televisión pública emitió la película del mismo nombre?
Si uno lo piensa con detenimiento no resulta tan evidente, ¿o quizás si?
Para unos seguramente, la evidencia estará en la efemérides del hito histórico, y según como se mire incluso algo rocambolesco y racial – dependiendo de un color o de otro-, que fue la toma del Congreso de los diputados por un grupo de guardias civiles, secundado por el ejército en diferentes ciudades. Y es que seguramente, para la tranquilidad de todos nosotros fue así como nos lo quisieron vender... en ese momento.
No faltó quien ya entonces, lo tachó de estratégico montaje con una costosa puesta en escena para las arcas del propio estado, con el fin de acallar a todos aquellos que todavía tenían dudas o disconformidades -algunos pese a haber jurado una todavía niña constitución- en la veracidad del proceso democrático que apenas comenzaba. Y mientras unos lo sentían de esa forma, otros destacaban la figura de un rey, que justo hasta ese momento era la prueba de que realmente nada había cambiado, haciéndolo ver a partir de ese día como el hombre que salvó el país de una nueva dictadura – y por supuesto, fueron muchos, muchísimos, los que se creyeron, de hecho, todavía se creen, aquel cuento.
Visto fríamente no puede tomarse esta conjetura como algo totalmente baladí, aunque en su momento no pasó de conversación de trastienda de taberna o de círculo familiar. En aquella época la ciudadanía todavía tenía miedo. El pueblo descargaba ampliamente sus dosis de adrenalina en las grandes concentraciones, pero de vuelta a sus pequeños círculos, todo seguía en el mismo lugar y el temor seguía presente en sus vidas, razón ésta quizá de porqué no llevó a cabo una auténtica revolución social, esa que posiblemente hoy, nos está ahorcando.
En el transcurso del tiempo, todo pareció desarrollarse de la manera correcta, pese a que eran muchos los que entreveían que todo no era más que una situación engañosa, de entretenimiento del populacho -como ellos lo llaman- para mientras, preparar un golpe de efecto que nos cogiera a todos desprevenidos y a poder ser, debilitados.
No acierto a vislumbrar si toda esta oscura y larga maniobra era solo para eso o también, para acabar con esa figura superior que todavía les hace sombra.

domingo, 17 de febrero de 2013

BENEDICTO XVI, TOCATA Y FUGA


En estos últimos días toda la convulsa situación que padece nuestra sociedad, ha mostrado nuevas muestras de ello. Uno de los acontecimientos que han marcado un antes y un después, un… por si existía alguna duda en la magnitud de la gravedad de la situación, ha sido la dimisión del Papa de la Iglesia Católica.
Nadie, creyente o no, pude obviar la realidad, esa que hace referencia a la existencia de dos iglesias dentro de un mismo seno: Una, la oficial, papal, la rica, para entendernos, esa que no tiene precisamente en su rutina de comportamiento todo aquello que predica. La otra, la de base, la de calle, la pragmática, la que está a lado de aquellos que lo necesitan.
En los medios de comunicación se acumulan cábalas sobre las causas reales de la dimisión del Sumo Pontífice.
Desde Roma, son prestos a la hora de hacer aclaraciones, actitud que a muchos de nosotros nos hace pensar todavía más allá. Son muchas las personas que la renuncia del Papa les supone un hecho sin importancia, entre otras porque no son católicos, practicantes o no. No se puede ignorar a la iglesia, y aunque no se crea en ella, no se le puede restar importancia a una institución que lleva más de dos mil años en el candelero y que pese a los ataques, escisiones, reformas, denuncias y otros temas, continua ahí, inamovible. Y si ha sobrevivido a todo eso es porque el Vaticano es como una caja de seguridad, completamente hermética.
Teniendo esto en cuenta resulta fácil entender el porqué mientras en estos momentos existe una emergencia religiosa considerable, la popularidad de la iglesia decae. Y eso se puede explicar: Las religiones nacieron con la necesidad humana de dar explicación a todo aquello que se escapa a la demostración, para llenar esa parte que nos diferencia del resto de seres vivos, ahora estamos viviendo una época convulsa y ante la ausencia de respuestas a todo lo que ocurre, las personas necesitan una opción fuera de ese materialismo que se les está derrumbando, algo que les evada o entretenga, para sobrellevar sutilmente la bárbara situación que nos envuelve.
La Iglesia sin embargo, decae de manera proporcional al descrédito que sufre el sistema social establecido, cosa que deja entrever que a pesar de su hermetismo forma parte activa de la sociedad.
Volviendo al principio, hay que remarcar que no podemos restar importancia a los hechos, podemos, eso sí, hacer todas las cábalas habidas y por haber, no podemos pasar de largo como si no fuese con nosotros. Tanto como afines, como críticos o como católicos progresistas, de los que dije anteriormente, de la iglesia católica de base, que son críticos ante las jerarquías mientras hacen una labor impecable, dando servicios sin apenas medios.
Mientras que unos aceptan que existen puntos de vista diferentes, hay muchos que no aceptan más que su realidad, esa que ellos mismos, a menudo transgreden.
Esperaremos sentados...
Alguno, no dando crédito comenta: “¿Cómo va ser que el Papa ha dimitido? Ni que fuese un político.”
Otro, le recuerda: “¡Pero si los políticos no dimiten!”
Mientras, yo me pregunto: ¿Quién marca los límites del derecho natural de las cosas?
La inquientante y devastadora renuncia del Ratzinger
Víctimas pendientes de justicia

domingo, 10 de febrero de 2013

TRABAJO Y PREVISIÓN VS ROBO IMPUNE


Por mucho que vaya y venga la historia, Idilocalandia no deja de ser una tierra de labriegos que sueñan con ser otra cosa y que eso si, en su cabezonería por querer cambiar su sino, apuestan una y otra vez de manera por la materialización de esos sueños, y que en alguna ocasión, llegan a cobrar unas características casi reales, tanto, que pueden ser tocadas por sus manos.
Pero no hay que dejarse engañar. Aquí somos diferentes. Aquí acostumbramos a ir contracorriente del resto. Aquí, tenemos siempre la razón, hasta cuando más equivocados estamos.
Hoy es difícil para mí la coherencia. Mi recorrido por la prensa dominical ha puesto mi mal humor en cotas desaconsejadas por la OMS.
Y es este momento creo que nuestro tradicional derecho al pataleo ha quedado totalmente caduco, tanto que, si realmente deseamos salir de la situación en la que nuestros dirigentes nos han abocado de manera sutil durante décadas, debemos dejar de lado delicadezas, prudencias y miedos al uso, que hasta ahora no nos sirven poco más que para dar una imagen de sociedad pasiva, de gente haragana , sin alternativas, caldo de cultivo perfecto para la manipulación y malversación de manera pacífica de la realidad y de nuestro futuro.
Están históricamente probados todos los desatinos de este país, pero es justamente ahora, y no antes ni después cuando por causas de diferente índole, todos tenemos acceso a información suficiente como para, en condiciones “normales”, dejar de consentir esta cadena de atropellos de la que somos objetos. Continuamos financiando una clase política que no cumple sus funciones, que atenta contra nuestra soberanía, obstaculiza nuestro desarrollo, y delinque impunemente ante la mirada asombrada de todos nosotros. Y es que no damos para más. En alguna ocasión, en un punto determinado, se consigue dejar de lado con éxito este destino adquirido, pero nuestra historia no deja ser más que un cúmulo de vaivenes que no nos permiten avanzar con acierto. En eso de las idas y venidas nadie nos gana. Nadie nos pone el pie encima en errores de cálculo fruto de nuestra ignominia de ida y vuelta, esa que acaba siempre convirtiéndonos en objeto de burla por el norte, por el sur, por el este y hasta por el oeste.
El término de república bananera a estas alturas de la semana se nos ha quedado muy pequeño, tanto, que en breve no nos quedará desaparecer, quizás bajo los futuros movimientos de tierras en la futura Eurovegas.
¿Quien dice que no somos trabajadores ni previsores? Pero como buenos labriegos, vamos a preparar incluso, nuestra propia fosa.


 

domingo, 3 de febrero de 2013

LA IDÍLICA IGNORANCIA O EL CONVENCIMIENTO DE QUE LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES


Algunos dicen que yo me tomo licencias bíblicas, y no soy un siervo del señor. Alguno de nuestros políticos, se toman licencias folclóricas, ligando su mala suerte a ritmo de copla.
Mientras algunos disfrutan de su momento de gloria puntual, otros procuran pasar de largo discretamente, sin hacer ruido, utilizando el alboroto para tejer complicidades y construir nuevos puentes.
Y es que cuando algunos integrantes de la posible nueva era multicolor cree todavía en la capacidad de determinados organismos de control, como si de la Bíblia en los tiempos de la inquisición se tratase, vaticino una oleada de nuevos Depardieu, aludiendo incluso a la disidencia política, para no dar lugar a una posible duda sobre su supuesta e incorrupta fe.
Me gustaría creer que realmente estamos llegando al final de la cultura de la transición donde no sé si el miedo o la ambición, consintieron en consenso un silencio injusto, gratuito y falaz, ya que cada día que pasa se demuestra que tras todo el teatro no había más, como siempre digo, que el vil metal, que ese que cuanto más brilla y alardea, más mierda crea; ese mismo que nos ha convertido en una república bananera de tercera, donde los esclavos ilusos, se creen libres.