jueves, 18 de julio de 2013

HOY NO ES DOMINGO, HOY ES JUEVES, 18 DE JULIO

 Cierto el título.  Pero aquí donde me encuentro, en verano no existen los domingos.  En tal día como hoy, allá por el año 1936 los ancestros de estos que ahora nos ahorcan, tomaron por las bravas aquello que entendieron les pertenecía y debían meter en vereda.  Los de ahora, de manera más sutil, se han hecho cargo de la situación y el pueblo, todavía a medio camino entre la verdad y la mentira, espera que alguna hada madrina llegue a Idilicalandia y con su barita solucione aquello que solo remedian ya los cañones.

“La línea de la honestidad humana tiene su límite cuando el hombre deja de serlo para convertirse en político”

La hipótesis queda validada mediante hechos surgidos de manera espontánea y que gracias a los medios técnicos al alcance del ciudadano, éste tiene asegurada la información al respecto.
Si que no seria de recibo obviar que muchas veces la información no es objetiva y en algunos casos ni tan siquiera contrastada.  Tampoco podemos dejar de lado la manipulación en cualquiera de sus acepciones.
Incluso existen herramientas que fácilmente pueden ayudar a manipular cualquier información, aunque cuando nos presentan grabaciones furtivas de algún tipo, lo único que el ciudadano de bien pone en duda, es la honestidad de si mismo ante una información recibida de manera fraudulenta.
La secuencia de acontecimientos nos ha presentado de manera espontánea un más que valioso estudio de campo a tiempo y espacio real, característica ésta, suficientemente importante como para considerar seriamente los hechos presentados.
Razón a todo esto, me permito opinar que en estas tierras, el sufrimiento está tan arraigado que cualquier desmán de las clases dirigentes es visto como tabú social y que con una actitud totalmente gótica, se acepta como parte de un destino indesviable.
No puedo dejar de hablar de todos aquellos que se dedican al asunto y que por cuestiones de proximidad, a ninguno no es necesario remitirnos a ningún medio.  Hablo de aquellos que juegan en las pequeñas ligas y que rápidamente han aprendido de sus hermanos mayores, siendo si cabe su comportamiento más execrable, debido en gran parte al trato cotidiano con sus supuestos representados.  Y digo supuestos porque estoy completamente seguro que ninguno de aquellos que los votaron, lo hicieron a programas donde cada día se hace caso omiso de las necesidades de los ciudadanos, diezmando servicios y multiplicando obligaciones, ciudadanos que van perdiendo junto con su poder adquisitivo, su dignidad, ya que comprueban como mientras ellos a duras penas resisten el chaparrón, los otros nadan en la opulencia –no se molestan en disimular, ni tan siquiera hacen viajes para lavar todo aquello que se les ensucia en sus trayectorias, a las que adornan con coches de esos que llaman de gama alta y con chalet de tan alto standing que con su supuesto sueldo no conseguirían ni en el mejor de sus sueños.
En poco tiempo un Alzheimer fulminante los alcanza, olvidando sus promesas, sus programas, las caras de sus vecinos, pierden la honestidad que seguramente alguna vez tuvieron, dejan de ser hombres, para ser solo eso, políticos.

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